Recientemente asistimos a las jornadas de Latibex en la Bolsa de Madrid en las cuales vimos varios de los principales valores de la bolsa española (Iberdrola, Santander, BBVA, Telefónica, Repsol), que tienen operaciones en Latinoamérica, así como otros algo menores: IAG, Mapfre, Viscofán, CIE Automotive, Prosegur; y también algún valor de dicha zona, como la gran minera Vale, el banco Banorte, o el Grupo Inbursa, brazo armado de Carlos Slim.
En próximos posts hablaremos de varias empresas con las que nos reunimos. Aquí daremos unas ideas generales de lo que es la zona y los negocios allí.
Destaca, en primer lugar, que los PIB (Producto Interior Bruto) de la región no son muy grandes. Todo Latam no llega a cuatro veces España en términos económicos, mientras que Europa + EEUU es 30 veces España. Los dos países de tamaño económico similar al español son Méjico y Brasil (un 20% mayor), que suman dos tercios del PIB latinoamericano.
El crecimiento del PIB es modesto: el 2% aproximadamente (en términos reales, inflación aparte). Es una cifra similar al de los países desarrollados, y no se percibe un acercamiento paulatino de la renta per cápita de esta región hacia el nivel europeo.
La inflación, sin ser muy alta (salvo casos aislados como Argentina, en vías de mejora) ha rondado el 5% en Méjico o el 6% en Brasil durante años, superior a tasas más próximas al 2% en Europa y EEUU.
Esta diferencia de inflación, que persiste, hace que a menudo los beneficios de las empresas latinoamericanas estén sometidos a una penalización porque parte de lo que se gana en divisa local se pierde si medimos en euros. De ahí buena parte de la reducción de los beneficios que sufren las multinacionales españolas ubicadas en Latam cuando se pasa del beneficio vulgaris al “comprehensive income”.
Este problema hace que los valores Latinos, a pesar de ser más baratos (por ejemplo, en PER) no han tenido una rentabilidad interesante: los ETF (Exchange Traded Funds – fondos cotizados en bolsa, a menudo replicando un índice) de Méjico y Brasil han rentado en euros en los últimos 10 años tan sólo un 2% anual, y eso incluyendo dividendos. Una cifra modesta frente a un 6% para Europa y un (atípico) 14% para el S&P 500. Falta ver qué puede ocurrir en el futuro, pero si se repite el patrón del pasado, no parece que vaya a ser brillante.