El que Telefónica tenga un nuevo presidente, al margen de lecturas políticas, tiene una relevancia bursátil mínima. Debajo hay un equipo completo de profesionales, y con el anterior presidente la empresa no es que tuviera un comportamiento estelar.
En efecto: en el año 2010 Telefónica ganó 10.000 M€. Desde entonces, debido a la presión de la competencia, sus resultados han ido decreciendo hasta llegar a un beneficio de 1800 M anuales, que es lo que más o menos gana ahora. Por el camino, dejó de ser un valor del reputado índice Eurostoxx 50, y bajó del primer al noveno puesto del Ibex (ordenando por capitalización bursátil).
Afortunadamente, y tal como expusimos en nuestro post de finales del 2023 tras su “investor day”, parece que las malas noticias se van acabando, y 2024 será el primer año de una “nueva normalidad”, empezando a crecer suavemente. Nos vimos hace poco con la empresa en las jornadas de Latibex, y resumimos a continuación algunos aspectos relevantes de nuestra visión, destacando su fuerte pragmatismo y deseo de ser muy selectivos con la inversión:
- Se ha ido concentrando en cuatro geografías principales: España, Brasil, Alemania y Sudamérica. Esto es una versión reducida de lo que tenían antes: por ejemplo, se han ido vendiendo el negocio en Centroamérica o Europa del Este. En cuanto a O2, su filial en UK, la fusionaron con Virgin al 50-50, para formar Virgin Media O2, empresa independiente con su propio management.
- Su enfoque respecto de la inversión es pragmático: no pretenden cablear con fibra grandes territorios (algunos los han cableado ya), sino que buscan hacerlo allá donde es rentable, y el resto lo dejan con ADSL.
- También buscan contratos que no obliguen a mantener toda la estructura (cabinas, llevar la línea a puntos muy remotos), intentando otros más livianos que les permitan dar servicio sin un exceso de obligaciones gravosas.
- Todo lo anterior hace que las necesidades de inversión sean menores a futuro: antiguamente eran de unos 10.000 M€ anuales, y ahora apuntan más a 5.000.
En cuanto a la deuda financiera neta, la han ido bajando de unos 55.000 M a unos 35.000, pero no parece que la vayan a bajar mucho más: el consenso de analistas supone estabilidad, lo cual parece razonable dado que la deuda es unas 3 veces el ebitda, cifra aceptable.
Asimismo, el consenso de analistas cree que el ebitda (cash Flow de explotación) no crecerá, pero, dado el objetivo del management de moderar la inversión, dicho consenso apunta a una generación de caja (ya neta de la inversión) algo creciente en el futuro. Ello permitiría un ligero crecimiento del beneficio al tiempo que se mantendría un dividendo sabroso de 0,3€ por acción, que con un poco de suerte subiría con el beneficio.
Con todo esto queda una empresa que, tras dejar lo peor atrás, renta un 7% por dividendo, y quizás crezca un poco a futuro. Sin duda un valor a seguir.